La caída de Tenochtitlán


Muchos presagios funestos se habían
presentado en aquellos días, y esto mantenía pensativo a Moctezuma. El tlatoani
de Tenochtitlan se apresura a enviarle a Cortés varios obsequios, como los
atavíos de algunos dioses, entre ellos los de Quetzalcóatl. Según fray
Bernardino de Sahagún, las palabras de Moctezuma fueron:
Mirad que me han dicho que ha llegado
nuestro señor Quetzalcóatl. Id y recibidle[...] Veis aquí estas joyas que le
presentéis de mi parte, que son todos los atavíos sacerdotales que a él le
convienen...
Las estratagemas para acabar con los
conquistadores fracasan, y así, finalmente, Cortés y sus hombres llegan al
corazón del imperio y son recibidos por el tlatoani. No sabemos si las palabras
de recibimiento son parte de la retórica náhuatl o si, por el contrario,
Moctezuma aún pensaba que realmente era Quetzalcóatl que regresaba, después de
haber visto las acciones y matanzas como la de Cholula. Sea como fuere, las
palabras atribuidas a Moctezuma,
Estas palabras parecen confirmar el pensamiento de Moctezuma en relación con los recién llegados. Prisionero del capitán español pocos días después,
Moctezuma muere y su muerte es llorada por su pueblo. Lo sustituye Cuitláhuac y después Cuauhtémoc asumen el mando de Tenochitlan y los combates arrecian por doquier.

Cortada el agua potable que venía de Chapultepec y sin tener manera de abastecerse de alimentos, los aztecas van debilitándose, pero aun así la resistencia es impresionante. Todo concluye el 13 de agosto de 1521. Cuauhtémoc es tomado prisionero y llevado frente a Cortés; ahí pide la muerte digna del guerrero con aquellas palabras que han quedado grabadas en la historia:

"Señor Malinche, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad, y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en la cintura y mátame luego con él".
Cortés lo perdona, con lo cual el
sufrimiento del joven tlatoani debió de ser infinito, pues no se le concedía
morir sacrificado, como correspondía a un guerrero, para acompañar al Sol.
El retorno de los dioses había sido
funesto. Con ellos traían otros dioses y otra manera de pensar. Callaban los
sacerdotes de Huitzilopochtli para dejar la palabra a los sacerdotes
cristianos e iniciciando la epoca Colonial




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